La historia de la niña encerrada en la torre, nos habla de la sobreprotección, el cariño mal entendido, el miedo al mundo exterior.
La madre, embarazada, desea los rapónchigos que crecen en el huerto de la bruja. Ese es el primer espacio importante del cuento: el huerto, cerrado, donde está todo lo que se puede desear. El padre entra en el huerto y consigue robar unos rapónchigos, pero la bruja le descubre y le obliga a entregarle a su hija cuando nazca. Ella la cuidará como a una hija propia.
Es verdad que a Rapunzel no le faltaron los mejores cuidados, tenía todo menos libertad, pues la bruja la encerró en una torre sin salida. El segundo de los escenarios cerrados de este cuento.
En este libro quería diferenciar esos dos espacios cerrados del exterior. Diseñé un libro plegado que se pudiera desdoblar dejando a la vista ambos espacios. El huerto y la torre están ilustrados con linóleo en negro. El huerto tiene también las flores de rapónchigo pintadas a mano.
Como contraste, el exterior es blanco, con las siluetas apenas esbozadas de la bruja, el príncipe, y las famosas trenzas de Rapunzel que caen desde la ventana de la torre. La estructura es independiente, pero se presenta en un estuche que serían las tapas, con las guardas que contienen el texto del cuento impreso. Por si alguien no lo conocía.
Este libro de artista fue seleccionado en el III Certamen de llibre d’artista VALL-ES, en el precioso espacio del Centre d’art La Rectoría. También forma parte del proyecto «Cuento clásico. Interpretación a través del libro de artista», de Colectivo Atlas Imaginario (atlasimaginario.es)